Con más de 25 años de experiencia en la industria agroalimentaria, nuestro colegiado Francisco Javier Bermejo comparte en el último número de Mundo del Agrónomo (55) su trayectoria como ingeniero agrónomo. Desde su vocación inicial, influida por sus raíces rurales y un profesor inspirador, hasta su rol actual como cofundador y director en Fénix Ingeniería y Arquitectura, nos habla del impacto de la tecnología, los retos del sector y la necesidad de visibilizar la diversidad de competencias de esta profesión.
¿Cómo describiría su trayectoria profesional hasta ahora? ¿Por qué estudió esta carrera?
Mi carrera profesional siempre ha estado vinculada a la industria agroalimentaria; en un inicio, desde la programación y valoración de costes para la ejecución de industrias y, a partir del segundo año hasta ahora, desde la ingeniería de proyectos.
Realmente en mis últimos cursos previos a la universidad mi vocación se orientaba hacia la ingeniería, sin tener muy claro el desarrollo de la especialidad. Pero, por un lado, mis raíces del entorno rural, soy de un pueblo pequeño de Guadalajara; y por otro, la coincidencia con un profesor de dibujo técnico que era ingeniero agrónomo en mi último curso preuniversitario, seguramente me despertaron mi interés por la agronomía.
¿Qué es Fénix Ingeniería y Arquitectura? ¿Cuáles son sus funciones dentro de la empresa?
Fénix Ingeniería es una empresa de servicios de ingeniería y arquitectura, con una elevada especialización en el sector industrial en estas tres vertientes: industria agroalimentaria, industria farmacéutica e industria de producción.
La empresa está formada por equipos de trabajo de alto rendimiento con vocación de servicio al cliente para entornos complejos y muy, muy dinámicos. Actualmente, formamos una plantilla de 47 personas con tres centros de trabajo: Valencia, Sevilla y Madrid.
La dirección de la empresa esta compartida entre los dos ingenieros que la creamos, un ingeniero industrial y yo. Y dentro de las diferentes áreas que abarcamos, yo en concreto me encargo de la Dirección de Ingeniería y su desarrollo.
Es importante destacar que, en nuestra empresa, los directivos estamos en primera línea de acción, creemos que en las empresas actuales las organizaciones deben ser muy transversales y responder a las exigencias que el mercado requiere. El “líder” debe “predicar” con el ejemplo con una dedicación plena para que desde esta línea se pueda motivar a la gente más joven. Un ejemplo muy claro es mi caso, después de 25 años sigo haciendo dirección de proyectos, desde la idea inicial y concepción del diseño, hasta la redacción y firma de proyectos y dirección facultativa.
¿Qué tipo de servicios de consultoría o asesoría técnica son los más solicitados por sus clientes?
Nuestros clientes requieren de nosotros sobre todo un aporte real de valor en ingeniería especializada (conocimiento y experiencia). Estos servicios se basan en dos principalmente. En primer lugar, que definamos una estrategia con un planteamiento claro y preciso del proyecto, pasando por las diferentes etapas: ideas conceptuales, estudios previos, anteproyecto y proyecto. Para ello, debemos crear un entorno colaborativo del equipo de proyecto compartido con el cliente. Y, en segundo lugar, liderazgo de servicio con compromiso e implicación para hacer realidad la solución proyectada. Durante esta etapa se deben dar respuestas a los riesgos que aparezcan, navegar en la complejidad y adaptamos en función del contexto.
¿Cuáles son los principales retos que enfrenta hoy en su trabajo como ingeniero?
La realización de proyectos de industrias agroalimentarias implica conocer y aplicar un amplio numero de disciplinas y su normativa, con lo que requiere al ingeniero proyectista una constante actualización de sus conocimientos. Esto no es una novedad, en nuestra profesión siempre se está en continuo estudio.
Sin embargo, el reto real al que nos enfrentamos en un mundo digitalizado como el actual es conseguir tener una interacción eficaz con nuestros clientes, gestionar el tiempo para conseguir entender y compartir sus necesidades y, desde esta posición, los ingenieros debemos aportar nuestro desarrollo cognitivo y creativo para desarrollar sus proyectos. Si esto no se consigue y creemos que los proyectos se pueden realizar sin participación del cliente y trabajar “de espaldas a él”, perderemos valiosas oportunidades de futuro.
¿Qué tecnologías han tenido mayor impacto en el sector en estos últimos años? ¿Cómo se integran en los proyectos que usted desarrolla?
Las tecnologías en nuestro sector, sobre todo en los últimos quince años, han desarrollado metodologías y procesos que intervienen en la redacción de proyectos de forma incuestionable. Dos ejemplos que destacar: Por un lado, la metodología BIM es un software de diseño inteligente de modelado para arquitectura e ingeniería que facilita las tareas de diseño de proyecto y sus procesos de trabajo. Este software utiliza objetos inteligentes (familias paramétricas) y modela en 3D a medida que se desarrolla el proyecto. Lo que permite: diseñar, colaborar, visualizar, documentar proyectos, analizar, programar y estimar costes. Y por otros, programas de cálculos de estructuras tridimensionales de diferentes materiales, incluyendo la cimentación y diseño de uniones. Estas tecnologías permiten optimizar con mucha precisión sistemas estructurales complejos en las diferentes industrias.
En su opinión, ¿es difícil encontrar ingenieros agrónomos con perfiles técnicos especializados? ¿Qué habilidades considera esenciales para un profesional del sector en la actualidad?
En general, y en primer lugar, es muy difícil encontrar ingenieros agrónomos, independientemente de la especialización. El “Plan Bolonia” no ha sido claro entre los estudiantes y el sector.
Un estudiante está habilitado para ejercer como ingeniero agrónomo cuando, después de haber terminado el grado en alguna de las escuelas de ingeniería agronómica, cursan el máster habilitante.
Hay una gran diferencia entre un ingeniero técnico agrícola que ha cursado el grado y un ingeniero agrónomo que ha cursado el máster habilitante. Sencillamente, son profesiones diferentes con competencias diferentes. Y esto lo confirmo yo, que estudie ambas carreras, ingeniero técnico agrícola, y después, ingeniero agrónomo, a través del antiguo curso de “adaptación” (por cierto, un curso muy duro).
Un profesional, además de disponer de conocimientos técnicos y científicos, tiene que desarrollar otras habilidades fundamentales para el desempeño de su carrera profesional, tan importantes como la capacidad de aprendizaje, enfoque crítico-analítico, adaptabilidad y trabajo en equipo.
Esto es un resumen de la entrevista publicada en Mundo del Agrónomo nº 55.
Lee la entrevista completa aquí: Mundo del Agrónomo nº 55