La crisis sanitaria ha traído suerte dispar para los profesionales de la ingeniería y consultoría agronómica. Mientras unos han podido adaptarse a la nueva situación y al teletrabajo sin mucho problema, otros han visto reducido a cero su actividad. A esto se une la incertidumbre por las consecuencias que tendrá la paralización de la actividad económica y su repercusión en el sector a medio plazo.
“Veremos la repercusión real cuando las obras y los expedientes que tenemos en marcha se acaben y veamos si entran o no expedientes nuevos”, nos comenta Florencio Pastrana, de Pastrana Ingeniería y Servicios (Toledo), convencido de que a medio plazo el sector se va a resentir por la falta de proyectos nuevos.
En Nekisa Consultoría Agroambiental, se han adaptado bien a la situación. El grueso gordo del trabajo, el 85%, lo están sacando adelante sin grandes problemas, pero “si la situación se alargara más de la cuenta, dependería mucho de los proveedores y de la Administración Pública; si ellos pueden, yo puedo”, comenta el colegiado Joaquín Gómez, que confirma que “todo lo que no corre prisa, lo estamos posponiendo”.
Para el ingeniero agrónomo Alberto Mayordomo, de Frontera Ingeniería, la viabilidad va a ser muy problemática. Esta situación “a nosotros nos está afectando de forma importante porque se han ido al traste bastantes trabajos y los proyectos que estaban en marcha no se van a ejecutar”, afirma este colegiado cuya empresa de ingeniería ha perdido el 60% de los trabajos y que en las primeras semanas de la declaración del estado de alarma tuvo que aplicar un ERTE al 50% de la plantilla.
La ingeniera agrónoma Milagro Cortés, propietaria de un despacho de ingeniería y asesoría, es una de las colegiadas que ha visto reducir su actividad prácticamente a cero. “La gente del campo se está limitando a hacer las labores agrícolas y poco más. Antes se hacían proyectos para mejoras en la finca, se arreglaban caminos o se hacían valoraciones en fincas para el mercado hipotecario, pero todo eso está paralizado”, nos comenta esta colegiada de Ciudad Real.
En esta misma línea se manifiesta Cristóbal Cerquella, director de AC Ingenieros, ubicada en Pozuelo de Alarcón (Madrid), “hay sectores de la alimentación que se están resintiendo mucho y otros, en cambio, están creciendo, pero en general el ritmo de trabajo se está ralentizando porque las inversiones se encuentran paralizadas o ralentizadas”. Aún así, en AC Ingenieros en este periodo de estado de alarma han seguido firmando algún contrato, “incluso alguno para tener hecha una nueva fábrica este año, lo que no deja de ser significativo”, señala.
“Muchas empresa del ámbito de la gran distribución y del ámbito de Mercadona, en especial, están creciendo gracias a la inercia de estos en este confinamiento, pero debemos ser realistas, tenemos también clientes con grandes inversiones en restauración (HORECA - Hoteles, Restaurantes y Cafeterías -) que lo están pasando muy mal, sin ingresos, y siguen como pueden sus inversiones para que cuando volvamos a poder ir, estén preparadas y mejorados. Los créditos ICO están siendo de gran ayuda para muchos, así como los ERTES”, comenta.
Ingeniería y teletrabajo
En principio, el teletrabajo no está suponiendo grandes problemas para las empresas de ingeniería consultadas por el Colegio, aunque supone algunas limitaciones a la hora de realizar algunas actividades. En Nekisa Consultoría Agroambiental se adaptaron bien al estado de alarma, la mayor parte de sus trabajos son estudios de impacto ambiental para las explotaciones ganaderas y, “con una infraestructura informática buena”, están trabajando telemáticamente sin problemas. “Estamos visando bien y con la Administración también nos relacionamos telemáticamente. El único problema es que con la excusa del coronavirus, como pasó con la otra crisis, los pagos se retrasan”, comenta Joaquín Gómez.
Para Florencio Pastrana, a efectos de redacción de proyectos, el teletrabajo también es factible. “Quien quiera sacarle algo bueno a esto es que está sirviendo para mejorar la tecnología, los sistemas informáticos que nos permitan afrontar esta situación”.
“No lo habíamos hecho nunca y me está sorprendiendo”, afirma Cristóbal Cerquella. “Tiene ventajas como que uno no pierde tiempo en desplazamientos y se puede centrar más en lo que hace sin distracciones, pero las comunicaciones vía conferencias ralentizan mucho las gestión diaria de recursos tanto dentro como fuera. En un trabajo como el nuestro, donde se trabaja en equipo, debe haber mucha comunicación y de este modo se pierde mucho tiempo y eficiencia en muchos casos. Por ejemplo, en delineación, detalles de obra, control, etc. Esta situación exige mucho control de tiempos y trabajos”.
Futuro incierto para las empresas de ingeniería
La actividad profesional de muchos ingenieros agrónomos, en especial los que desarrollan su actividad profesional como autónomos en el Ejercicio Libre de la Profesión o en empresas de ingeniería y consultoría, depende en gran medida de la actividad del sector agroalimentario. Y el futuro no es muy halagüeño. A pesar de ser considerado “sector esencial”, algunos subsectores no se están librando de los efectos de esta crisis.
El sector agroalimentario se puso de inmediato en marcha para poder suministrar alimentos, pero tal como nos comentan algunos de nuestros colegiados, su trabajo no se ha traducido en beneficios y algunos arrastran pérdidas. Según las organizaciones agrarias los sectores de caprino, ovino y porcino, por ejemplo, han soportado pérdidas de hasta un 40% en este último mes. Los vinos no han salido de las bodegas y los aceites continúan almacenados, principalmente por el cierre del canal HORECA, que también supone una gran fuente de consumo de los productos.
“Pienso que lo peor está por venir porque cuando esto acabe muchas empresas lamentablemente no van a poder levantarse y solo las grandes podrán seguir haciendo inversiones y algunas muy contadas pymes, firma Cristóbal Cerquella.
Además, las administraciones están casi paralizadas y las tramitaciones de permisos se están resintiendo. Esto va a provocar que las autorizaciones, pagos de ayudas se alarguen y perjudiquen mucho a nuestros clientes, añade el director de AC Ingeniería.
Milagro Cortés tampoco ve el futuro muy positivo. “No creo que se compense a la vuelta a la normalidad. El agricultor no está viendo recompensada su economía, no les están pagando más. En algunos casos están siendo duramente castigados”. Todo afectará también al sector de la ingeniería agronómica.
Para Florencio Pastrana “todo dependerá de cómo los mercados de los productos agroalimentarios se vayan desarrollando, especialmente el de la Unión Europea”. España era la despensa de Europa en la crisis anterior, todos los productos tenían salida en los países europeos, así que depende de que siga habiendo esa demanda de productos agrarios del exterior”.
Pastrana piensa que son necesarias más medidas de apoyo para el sector agrario, como reducir impuestos y ampliar más los plazos administrativos, “que se están ampliando a cuentagotas, justo para poder acometer obras e inversiones, cuando ahora mismo es muy difícil de acometer inversiones dado que falta material y mano de obra”.
Según el director de Pastrana Ingeniería, la vendimia empezará a finales de agosto principio de septiembre, con lo cual todo los proyectos que estaban en marcha y las obras que estaban empezadas hay que finalizarlas para ese momento, y las limitaciones de movilidad que determinó el estado de alarma también han influido en el desarrollo normal del trabajo de los ingenieros agrónomos.