"Esta semana he tenido a mis agri-grupos de WhatsApp revolucionados con la píldora del Telediario sobre que los ingenieros agrónomos están en pleno empleo. Todos estamos de acuerdo que pertenecemos al mejor sector, pero en ocasiones muy mal pagado. ¿Qué podemos hacer para mejorar esa “empleabilidad”?" Artículo de Gabriel Mesquida, delegado del Colegio en Guadalajara.
La primera respuesta a la pregunta es el emprendimiento en nuestro sector, la segunda es cómo financiar esta iniciativa. Casualmente en estas fechas ha surgido una iniciativa de ENISA (Empresa Nacional de Innovación, empresa pública) que ha creado un instrumento para ayudar a financiar la transición digital a las compañías.
Para responder a la pregunta sobre qué se puede emprender e innovar, hay que responder a las preguntas de cuáles serán las nuevas tendencias en alimentación, cómo las produciremos, dónde y cómo las consumiremos, qué maquinaria se empleará, qué semillas emplearemos, qué fitosanitarios, qué abonos, etc. Y todo ello bajo el prisma de la transformación digital. La innovación agraria es un campo enorme y en realidad este enfoque no es revolucionario.
Al consumidor actual, el europeo y del primer mundo, le preocupa que la alimentación sea saludable (Food for health), busca alimentos bajos en grasas (salud cardiovascular), enriquecidos con aminoácidos o minerales que complementen su dieta (nutrición personalizada) y por supuesto Clean label, concepto confuso que es la clásica proclama sin aditivos ni conservantes. Además, busca que sus productos sean sostenibles, en el sentido de minimizar el uso de los recursos naturales (agua, CO2, tierra, etc.).
Una revolución de la ingeniería
Para esta revolución hace falta un esfuerzo de ingeniería. La sensorización de todos estos procesos, esto es IoT (Internet of things), que se vehicula a través de la red (5G o no), requiere un profundo conocimiento agronómico que interprete estos datos y les dé sentido. Sabremos que un alimento se marcará desde el lugar de producción hasta el consumidor, se sabrá donde ha estado el producto y los inputs para producirlo, además podrá suministrar información adicional, desde la fecha de caducidad, a la variación de las propiedades nutricionales con el tiempo e incluso también le dirá si ese alimento, por ejemplo, se ha contaminado.
Otro nicho de mercado es la alimentación personalizada, consecuencia del estudio y conocimiento del microbioma. Nuevos productos con nuevas aplicaciones, productos emergentes para las alergias alimentarias, por ejemplo, celiaquías. Y el paso siguiente será la curación de enfermedades mediante la alimentación. A nadie le extraña ya la leche enriquecida en calcio. ¿Pueden ser los alimentos el sustrato para la incorporación de medicamentos?
Claramente las nuevas tendencias de los mercados y de los consumidores permitirán a que la industria se adapte a ellas mediante la inversión en los startups, que por dinamismo son superiores a la investigación interna. Aquí es donde los ingenieros agrónomos pueden aportar valor y colaborar en desarrollar estas iniciativas.
El punto clave es la creación de nuevas empresas que realicen la transición desde la investigación y la técnica a soluciones de mercado, creando empleo de calidad y riqueza. Ese conocimiento crea empresas en que sus ventajas competitivas son sostenibles. La gran cuestión es cómo financiar estas compañías. La nueva línea ENISA pretende extender la innovación digital en toda la cadena alimentaria y, específicamente, la mecanización y automatización de procesos, la certificación y trazabilidad, las plataformas de interactuación entre los agentes del sector (Agritech) y las nuevas formas de producir alimentos, así como nuevos canales de suministro. Las empresas de nuestro sector podrán recurrir a una fuente de financiación para financiar su I+D+i.
AgroInnpulso para la transformación digital del medio rural
AgroInnpulso es una línea de financiación de ENISA dirigida a impulsar la transformación digital en el medio rural, proviene del Fondo de Recuperación Europeo y del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), publicada en el BOE para los próximos tres años (33 millones de euros en total) con el objetivo de fortalecer el tejido empresarial en el medio rural.
Los ingenieros agrónomos tenemos mucho que decir si tenemos la iniciativa de formar empresas en este nuevo sector, permitiendo esta nueva línea de ENISA financiar estos proyectos. Y además es un sector en que ya es negocio estar, pudiendo obtener grandes retornos de la inversión.