La tecnología blockchain (cadena de bloques, en español) tiene su origen en el sector financiero donde viene aplicándose desde hace años como soporte para las criptomonedas (moneda digital) en las transacciones comerciales, pero poco a poco su utilización se ha extendido a otros sectores. Entre ellos, al sector agroalimentario donde se ha convertido en herramienta fundamental para la transformación digital de las empresas agroalimentarias y tiene interesantes aplicaciones en materia de trazabilidad y transparencia.
La tecnología blockchain hace posible la creación de una gran base de datos, una especie de libro de registro inalterable que contiene toda la información sobre las transacciones que se realizan en una determinada red. Según explica el ingeniero agrónomo Miguel Ángel Molinero, socio director de Rurapolis y director técnico del proyecto Olivetrace, uno de los primeros en utilizar esta tecnología en España, “la gestión de la información se realiza en réplica exacta del libro de registro y se replica en todos los nodos de la red en la que se está gestionando la información”. Esta réplica exacta, unida a los protocolos y al consenso entre nodos, hace que la información que gestiona la red blockchain no pueda ser alterada.
Esta tecnología se desarrolla en distinto tipos de redes. Unas son totalmente abiertas y públicas y otras, permisionadas o semipermisionadas, es decir, requieren una autorización para acceder a ellas. Según apunta Miguel Ángel Molinero, en el sector agroalimentario lo más recomendable es recurrir a una red permisionada, en la que la gobernanza de la red determina quién puede acceder y a qué información puede tener acceso.
Beneficios para el sector
En la actualidad, cada eslabón de la cadena alimentaria tiene su propia base de datos. Es decir, el agricultor gestiona toda la información sobre sus cultivos y su explotación a través de su cuaderno de campo, una información que a veces está registrada digitalmente y otras no; en la empresa transformadora, el siguiente eslabón de la cadena de valor, se gestiona la información con un programa específico, y la empresa o comercializadora, con otra aplicación distinta, sin que haya conexión entre ellas. El principal beneficio para el sector agroalimentario está en que la tecnología blockchain facilita la gestión de la información en una única herramienta, lo que es un gran avance, ya que permite la conexión de los datos, facilita la trazabilidad y elimina el doble procesamiento de los mismos, señala el Director Técnico del proyecto Olivetrace.
Olivetrace, blockchain al servicio del aceite
El proyecto Olivetrace nace de la colaboración entre Rurápolis, la empresa de asesoramiento y producción Galpagro y la almazara Antonio Cano e Hijos, con el apoyo técnico de IBM. Se trata de un proyecto piloto sobre trazabilidad en aceite de oliva. Según Molinero, en año y medio han desarrollo un modelo de datos, un diseño funcional y se ha gestionado la información de la cosecha, de la producción en la almazara y el envasado.
La etiqueta de esta primera partida producida y controlada por una herramienta soportada en tecnología blockchain incorpora un código QR que permite conocer parcelas, variedades, la fecha de recogida en el campo, la almazara de procesado, la fecha de producción de aceite de oliva, la empresa envasadora y la fecha de envasado.
El proyecto piloto se ha realizado con recursos propios, pero los socios ya han conseguido la financiación para desarrollarlo a gran escala gracias al programa DIVA, un proyecto de la Comisión Europea para apoyar la innovación y la investigación, enmarcado dentro del programa europeo Horizonte 2020 (H2020). El nuevo proyecto tiene una inversión de 250.000 euros aproximadamente, señala Miguel Ángel Molinero, y aunque la inversión tecnológica es alta, para los agricultores, las almazaras y las empresas envasadoras tiene un coste relativamente pequeño, aclara.
El coste es bastante asumible. Puede repercutir en uno o dos céntimos por litro de aceite, afirma Francisco Gálvez, CEO de Galpagro, que gestiona fincas de olivar España y Portugal. Creemos que la tendencia del mercado y la agricultura están cambiando y hemos querido evolucionar al mismo ritmo que el mercado y adaptarnos a las nuevas exigencias del consumidor, comenta. El consumidor exige más trazabilidad y por eso decidimos crear este proyecto piloto, para ofrecer este servicio a nuestros clientes, para que den un valor añadido a sus productos.
Blockchain en la distribución
Desde la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, ASEDAS, también resaltan los beneficios de la aplicación de esta tecnología en el sector agroalimentario más allá de los que supone para los productores y las industrias transformadoras. El blockchain tiene otras muchas y variadas aplicaciones, algunas todavía por descubrir, relacionadas con la movilidad sostenible, los procesos de negocio, el desperdicio alimentario, los seguros agrarios, la formación del precio, la economía circular y, por supuesto, el comercio electrónico, afirma Felipe Medina, ingeniero agrónomo, responsable de Asuntos Públicos de ASEDAS.
Medina resalta cómo la distribución con base alimentaria ha actuado como palanca de cambio en algunas de las transformaciones tecnológicas en que está inmersa la cadena de valor agroalimentaria. Una de las principales es la transmisión de información rápida hacia los productores sobre las tendencias de consumo, lo que les ayuda a adaptar sus producciones a la demanda del consumidor.
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