Lorena Martín: “Las mujeres rurales estamos demostrando que somos motor de innovación, sostenibilidad y arraigo”

Lorena Martín: “Las mujeres rurales estamos demostrando que somos motor de innovación, sostenibilidad y arraigo”
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Con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales, entrevistamos a Lorena Martín Calderón, ingeniera agrónoma, colegiada, que vive en Los Navalucillos, Toledo. Tras estudiar en Madrid, decidió volver a su pueblo para estar cerca de su familia y seguir un estilo de vida conectado con la naturaleza. Ha trabajado en almazaras, proyectos ganaderos y en la actualidad en energías renovables. Además, es cofundadora de AUMEL, una pequeña empresa de producción de miel artesanal, que ha sido galardonada con el Primer Premio Ecológico en la 38ª edición del Salón Gourmets (2025). Con una visión clara del valor del trabajo rural, reivindica la fuerza de las mujeres rurales y la importancia de reconectar con el origen de lo que consumimos.

 

Combinas la ingeniería agronómica con la apicultura ecológica y el sector de las energías renovables. ¿Qué te impulsó a desarrollar tu vida profesional en el medio rural en lugar de optar por un entorno urbano?

Me impulsó fundamentalmente estar cerca de mi familia y seguir con el modo de vida del pueblo. Cuando me fui a estudiar a Madrid, a nuestra Escuela de Agrónomos, viví momentos muy bonitos y cree vínculos con las que a día de hoy siguen siendo mis “agronenas”, mi tutora María Alvir Morencos, etc. pero echaba de menos mi forma de vida, más tranquila, más consciente y, sobre todo, más cercana a los míos. Crecí yendo cada fin de semana a la “labranza” donde vivían mis abuelos, en un entorno privilegiado de los montes de Toledo, donde aprendí de ellos y de mi madre el valor del trabajo rural. Por eso, elegí quedarme y desarrollar mi carrera profesional, a la vez que he conseguido mantener el estilo de vida que yo quería. “El futuro también se construye desde el campo”.

 

¿Cómo ingeniera agrónoma cuáles son tus funciones en tu empresa actual?

En RIC Energy trabajo como Easement Technician, dentro de proyectos de energías renovables, fotovoltaica, biogás, almacenamiento e hidrógeno. Mi labor se centra en el análisis técnico y agronómico de los terrenos rurales, elaborando valoraciones sobre cultivos y suelos, y manteniendo el contacto directo con los propietarios para garantizar un desarrollo equilibrado y respetuoso con el entorno agrícola.

Como ingeniera agrónoma, aplico mis conocimientos para integrar las energías limpias en el territorio de forma sostenible, contribuyendo a que la transición energética sea también una oportunidad de desarrollo para el medio rural.

 

 

“Apostar por políticas ágiles, justas y comprometidas es apostar por la vida en nuestros pueblos, por su economía y por un modelo más equilibrado entre lo rural y lo urbano”

 

 

Has pasado por distintos sectores: almazaras, proyectos ganaderos y ahora energía renovable. ¿Qué aprendizajes te han dejado esas etapas y cómo han influido en tu visión del mundo rural?

Trabajar en sectores tan diversos como el sector oleícola, ganadero y ahora las renovables me ha permitido comprender la magnitud y el valor de cada eslabón que sostiene el mundo rural. 

Guardo una profunda admiración por nuestros agricultores y ganaderos que de forma resiliente trabajan cada día, en condiciones difíciles, y no sólo me refiero a las condiciones climatológicas, o enfermedades que asumen por dedicarse al sector primario, si no a las condiciones cambiantes y de incertidumbre que les vienen impuestas desde las diferentes administraciones o desde eslabones más fuertes que ellos.  Y todo esto, para que productos como el aceite, la carne, verduras, etc. lleguen a nuestras mesas. Detrás de, por ejemplo, cada botella de AVOE hay meses de esfuerzo, de incertidumbre climática y de sacrificio. Esa capacidad de resiliencia es el reflejo del verdadero valor del campo, algo que a menudo pasa desapercibido en los entornos urbanos, cada vez más desconectados de la naturaleza y de los ritmos que la sostienen.

Creo que es fundamental reconectar con el origen de lo que consumimos y entender que la sostenibilidad empieza en quienes cultivan, crían o cuidan el territorio. En este sentido, las administraciones públicas juegan un papel decisivo: su apoyo o su lentitud pueden acelerar o frenar proyectos clave que determinan el futuro del medio rural. Apostar por políticas ágiles, justas y comprometidas es apostar por la vida en nuestros pueblos, por su economía y por un modelo más equilibrado entre lo rural y lo urbano.

 

Lorena Martín: “Las mujeres rurales estamos demostrando que somos motor de innovación, sostenibilidad y arraigo”

 

Desde tu experiencia, ¿consideras que todavía existen barreras para la igualdad en este ámbito? ¿Qué medidas crees que podrían favorecer una participación más equitativa?

Sí, aún existen barreras para la igualdad real en el medio rural, aunque no sólo es aquí, si no a nivel general. La realidad es que en el mundo rural es aún más palpable y exagerado, y no es que lo diga yo, que lo he vivido y lo vivo día a día, si no que las últimas estadísticas del MAPA revelan esta problemática, y es que las mujeres cobran un 3,2 % menos que los hombres en contratos a jornada completa, una diferencia que se amplía hasta el 7,6 % en contratos temporales. 

Aunque cada vez hay más mujeres liderando proyectos agrícolas, ganaderos o energéticos, todavía enfrentamos limitaciones sobre todo a los espacios de decisión. En muchos casos, seguimos desempeñando un papel fundamental en la producción y gestión, pero sin el mismo reconocimiento o visibilidad.

Hace unos días, Lola Merino, la presidenta de AMFARE (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural), denunciaba que «en España hablamos mucho de igualdad, pero cuando ponemos el foco en el ámbito rural, el panorama se oscurece», y esto es algo en lo que estoy totalmente de acuerdo. 

Sin embargo, las mujeres rurales estamos demostrando que somos motor de innovación, sostenibilidad y arraigo. Aportamos una mirada integradora que une tradición, ciencia y compromiso con el territorio.

Para avanzar hacia una participación más equitativa, es esencial revisar políticas que sean reales y que no queden relegadas a un papel de lavado de cara de las empresas, además fomentar el acceso de las mujeres a la formación técnica, la educación en casa de nuestros niños y niñas, hasta el día a día en las escuelas, es fundamental.  

Contar con referentes femeninos en proyectos con propósito y competitivos en nuestras zonas rurales, inspira y abre camino para todas.

La igualdad no solo es una cuestión de justicia, sino también de futuro: sin mujeres no hay medio rural vivo ni desarrollo sostenible posible.

 

 

Aunque cada vez hay más mujeres liderando proyectos agrícolas, ganaderos o energéticos, todavía enfrentamos limitaciones sobre todo a los espacios de decisión

 

 

AUMEL ha sido reconocida con el Primer Premio Ecológico en el Salón Gourmets 2025. ¿Qué valores y prácticas diferencian a vuestra miel orgánica?

Nuestros valores se basan principalmente en el respeto por la naturaleza, el bienestar de nuestras abejas es prioritario a la hora de la producción de miel AUMEL, mantenemos desde el inicio un sistema de producción 100 % ecológico, en el que no hay cabida para los productos de síntesis química ni alimentación artificial, si no que se respetan los ciclos naturales de las abejas, relacionados íntimamente con las diferentes estaciones a lo largo del año, por eso nuestra miel es limitada, estacional y artesanal. 

Además, para nosotros es fundamental mantener la coherencia con el territorio, conservando la producción en colmenas de corcho, un recurso de nuestros bosques, y que nos permite mantener vivo el legado de nuestros mayores. 

 

Desde tu experiencia, ¿consideras que todavía existen barreras para la igualdad en este ámbito? ¿Qué medidas crees que podrían favorecer una participación más equitativa? Sí, aún existen barreras para la igualdad real en el medio rural, aunque no sólo es aquí, si no a nivel general. La realidad es que en el mundo rural es aún más palpable y exagerado, y no es que lo diga yo, que lo he vivido y lo vivo día a día, si no que las últimas estadísticas del MAPA revelan esta problemática, y es que las mujeres cobran un 3,2 % menos que los hombres en contratos a jornada completa, una diferencia que se amplía hasta el 7,6 % en contratos temporales.   Aunque cada vez hay más mujeres liderando proyectos agrícolas, ganaderos o energéticos, todavía enfrentamos limitaciones sobre todo a los espacios de decisión. En muchos casos, seguimos desempeñando un papel fundamental en la producción y gestión, pero sin el mismo reconocimiento o visibilidad.  Hace unos días, Lola Merino, la presidenta de AMFARE (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural), denunciaba que «en España hablamos mucho de igualdad, pero cuando ponemos el foco en el ámbito rural, el panorama se oscurece», y esto es algo en lo que estoy totalmente de acuerdo.   Sin embargo, las mujeres rurales estamos demostrando que somos motor de innovación, sostenibilidad y arraigo. Aportamos una mirada integradora que une tradición, ciencia y compromiso con el territorio.  Para avanzar hacia una participación más equitativa, es esencial revisar políticas que sean reales y que no queden relegadas a un papel de lavado de cara de las empresas, además fomentar el acceso de las mujeres a la formación técnica, la educación en casa de nuestros niños y niñas, hasta el día a día en las escuelas, es fundamental.    Contar con referentes femeninos en proyectos con propósito y competitivos en nuestras zonas rurales, inspira y abre camino para todas.  La igualdad no solo es una cuestión de justicia, sino también de futuro: sin mujeres no hay medio rural vivo ni desarrollo sostenible posible.   Aunque cada vez hay más mujeres liderando proyectos agrícolas, ganaderos o energéticos, todavía enfrentamos limitaciones sobre todo a los espacios de decisión.   AUMEL ha sido reconocida con el Primer Premio Ecológico en el Salón Gourmets 2025. ¿Qué valores y prácticas diferencian a vuestra miel orgánica? Nuestros valores se basan principalmente en el respeto por la naturaleza, el bienestar de nuestras abejas es prioritario a la hora de la producción de miel AUMEL, mantenemos desde el inicio un sistema de producción 100 % ecológico, en el que no hay cabida para los productos de síntesis química ni alimentación artificial, si no que se respetan los ciclos naturales de las abejas, relacionados íntimamente con las diferentes estaciones a lo largo del año, por eso nuestra miel es limitada, estacional y artesanal.  Además, para nosotros es fundamental mantener la coherencia con el territorio, conservando la producción en colmenas de corcho, un recurso de nuestros bosques, y que nos permite mantener vivo el legado de nuestros mayores.

 

Desde tu experiencia en Los Navalucillos, ¿cómo ves el papel de las nuevas generaciones en la revitalización de los pueblos?

Desde mi experiencia, veo en las nuevas generaciones una oportunidad para la revitalización del medio rural. Pero la realidad, es que cada vez hay menos población joven en pueblos donde no hay empleo de calidad.

Creo que, si algunos jóvenes deciden regresar, es porque se está facilitando el teletrabajo desde las grandes ciudades, como es mi caso. Sin embargo, para que ese impulso se mantenga, es esencial que existan servicios mínimos e imprescindibles, que aún estamos muy lejos de conseguir, como una buena sanidad, un transporte que mantenga conectado las zonas rurales con las ciudades, etc., con todo esto conseguiremos que los jóvenes regresen creando nuevas oportunidades de calidad que harán de los pueblos lugares llenos de vida. 

El futuro del campo pasa por quienes somos capaces de combinar tradición y tecnología, de emprender sin perder nuestras raíces. Si les damos las herramientas adecuadas, las nuevas generaciones no solo mantendrán vivos los pueblos, sino que los convertirán en espacios de progreso, sostenibilidad y calidad de vida.

 

Si tuvieras que lanzar un mensaje en este 15 de octubre, Día Internacional de las Mujeres Rurales, ¿qué dirías?

Mi mensaje hoy es de orgullo hacia todas las mujeres rurales como mi madre, Consuelo, mi abuela Paulina, mi bisabuela Amelia, mi segunda madre, Carmen… que, en sus trabajos silenciosos y arduos, han hecho posible la vida durante generaciones en nuestros pueblos pese a haber tenido grandes dificultades. Mujeres que cuidaron, emprendieron y transformaron el territorio sin desconectarse de su tierra ni de sus raíces. Me gustaría que esto fuese un pequeño homenaje hacia ellas. A todas ellas les diría que su trabajo importa, que son imprescindibles para construir un futuro más justo y sostenible. Y a la sociedad en general, que miremos al medio rural con más atención, porque bien la merece, porque en nuestras manos está la posibilidad de tener en pie el corazón de nuestros territorios.

Ser mujer rural es sinónimo de fuerza, de resiliencia, y de esperanza. Hoy más que nunca hemos de sentirnos visibles, unidas y orgullosas de ser la voz de nuestros pueblos.

 

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